Por Muerte Súbita se entiende aquella que aparece de forma inesperada, por causa natural, no traumática ni violenta, y en un corto período de tiempo. En niños y adolescentes puede producirse sin que aparezcan síntomas premonitorios. Se considera relacionada con el ejercicio cuando los síntomas aparecen durante o en la hora siguiente a la práctica deportiva.
Los principales mecanismos involucrados guardan relación con los cambios hemodinámicos y electrofisiológicos que se producen durante el ejercicio, que además pueden ser distintos según el tipo de ejercicio realizado. La actividad deportiva induce una serie de adaptaciones morfológicas y funcionales en el corazón humano directamente relacionadas con el tipo, duración e intensidad del entrenamiento, y con los años de práctica deportiva. Su expresión clínica depende de factores genéticos, metabólicos, humorales y, en gran medida, del tipo de entrenamiento.
En aquellos deportes en los que predomina el ejercicio dinámico con participación de grandes masas musculares, el aporte de O2 a los músculos en activo se realiza fundamentalmente a partir del metabolismo aeróbico y, por tanto, se traduce en un importante aumento del consumo de O2.
Esto condiciona una sobrecarga de volumen sobre el ventrículo izquierdo y, como consecuencia, una hipertrofia fisiológica de tipo predominantemente excéntrica, con aumento de la masa miocárdica y de la dimensión ventricular.
Por el contrario, los deportes con predominio del ejercicio estático o explosivo y una demanda energética fundamentalmente anaeróbica, apenas aumentan el consumo de O2 y originan escasas modificaciones en la morfología cardíaca. En este tipo de deportes, los cambios hemodinámicos están más relacionados con fluctuaciones en la presión arterial. De acuerdo con estas consideraciones, las diferentes especialidades deportivas pueden ser clasificadas en virtud de sus componentes dinámico y estático que serán, en definitiva, los que determinarán el tipo de demanda cardiovascular y, por tanto, la idoneidad o aptitud para la práctica de cualquier actividad deportiva.
Durante el ejercicio físico se produce un aumento de las catecolaminas circulantes, que además se ve incrementado por el estrés que genera la competición y que exagera las respuestas de la presión arterial y la Frecuencia Cardíaca, con el consiguiente incremento de la contractilidad y por tanto del consumo de O2 miocárdico.
Por otra parte, la estimulación simpática puede por sí sola favorecer la aparición de arritmias o agravar una situación de isquemia miocárdica subyacente.
Los cambios ambientales extremos (temperatura, altitud, barométricos, etc.) y/o el estrés añadido que se genera en deportes con elevado componente emocional (golf, tiro, etc.) pueden incrementar significativamente la demanda miocárdica de O2 y el riesgo de MS en deportistas susceptibles.
PREVALENCIA
La MS puede aparecer a cualquier edad y en personas aparentemente sanas. El caso del soldado griego Pheidippides, que falleció después de correr desde Maratón a Atenas en el 490 a.C., es considerado como el primero de MS en relación con el ejercicio. Sorprendentemente, muchos de los casos de MS en deportistas bien entrenados se corresponden con individuos que, aun teniendo malformaciones cardiovasculares potencialmente letales, presentaban una excelente capacidad física.
Afortunadamente, la incidencia de MS en deportistas es baja. Entre los 25 millones de deportistas de competición que aproximadamente existen en los EE.UU., se estima que ocurren de 1 a 5 casos de MS por millón y año. La incidencia estimada de MS es de 1/280.000 corredores/año en participantes en carreras populares menores de 30 años, de1/18.000/año en el grupo de 25 a 75 años, y de 1- 2 muertes/18-25.000 maratonianos/año en carreras de larga distancia. En los más jóvenes la incidencia es también baja, habiéndose estimado en tan sólo 1/200.000/año en un grupo de deportistas de educación secundaria, siendo cinco veces más frecuente en los varones incluso después de ajustar por la frecuencia de participación en eventos deportivos.
En España, los únicos datos disponibles por el momento son los de la Mutualidad General Deportiva que aportan una información muy general sobre las causas de fallecimiento. Entre 1994 y 1997 se han registrado 191 casos de fallecimiento durante la práctica deportiva, de los que sólo 7 eran mujeres. La mayoría fueron de origen traumático, sólo 21 de causa cardíaca (10,9%) y de ellos sólo 1 era mujer.
La edad no sólo condiciona la prevalencia de MS sino también la causa del fallecimiento, teniendo este hecho gran trascendencia a la hora de diseñar pruebas para valorar el riesgo en grandes grupos de población de deportistas. Aunque hay autores que colocan el dintel en los 30 años, 35 parece ser la edad que separa dos grupos bien diferenciados.
Dr. Manuel Francisco Aguilar Guevara.
Medición del Riesgo Cardiovascular
Salud y Prevención